Elegancia de vida. Siempre una actitud correctísima ante cualquier situación. En las adversidades más severas sabe mantener una compostura ejemplar, porque sencillamente es un buen hombre; es el modelo perfecto de bondad. De una inteligencia aplastante, su constante aplicación del sentido común hace de él la persona más digna y de total confianza. Es el primogénito de nosotros, sus cuatro hermanos, y ahí se fragua parte de su poderosa personalidad. Su entrega responsable con los compromisos que adquiere y, sobre todo, su honradez y humildad, lo convierten en un triunfador de almas. Hombre hecho a sí mismo, desde muy joven emprende un negocio comercial a nivel europeo que sabe gestionar con mano firme. Hoy goza de gran prestigio personal y profesional. Gran referente para mí como hermano pequeño, ¡tan cerca lo siento...! A mi hermano José Luis no se le agota la luz, ese haz de puro blanco que apunta al horizonte correcto y a la que toda persona de orden debería acudir. No necesita hacer aspavientos de ningún tipo para demostrar su manifiesta y discreta vocación de buena voluntad: por los hechos lo reconoceréis. Cuando hablamos se estremece el suelo de nuestra infancia y me conmueve con su vehemente verbo. El velo acuoso de mis ojos filtra aún más sus emociones que también son las mías.
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