Son las 10:17 h. Primavera. Espero inquieto en el patio del Conservatorio. Una voz llama:
-¡Siguiente...! ¿Es usted Francisco Acosta?
-Sí, soy yo.
-Déjenos las copias de las partituras que va a interpretar.
-Déjenos las copias de las partituras que va a interpretar.
-Tome, son estas.
-Muchas gracias. Comience con Bach, pero, antes de tocar quiero hacerle una pregunta.
-Usted dirá.
-De tantas propuestas que sugiere el Conservatorio para el período Barroco, ¿por qué ha escogido esta obra?
-Mi deseo de estudiar profesionalmente música supera todas las especulaciones de este tribunal y necesito convencer. Pensé que esta pieza era una buena opción.
-Cuidado, chaval, esta pieza no la toco ni yo.
-Bueno, correré ese riesgo. Llevo años soñando con este momento.
El tribunal escuchó atenta y completamente mi interpretación del Preludio y Fuga n°2 del libro primero de "El clave bien temperado", de Johann Sebastian Bach. A los pocos días me vi en la lista de admitidos al Conservatorio. Hice el camino de vuelta a casa llorando desconsoladamente.
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