domingo, 22 de octubre de 2017

EL NIÑO QUE MANABA SANGRE AL PIANO

¡Dejaos atropellar por este diabólico torrente musical...! Para mí, sólo hubo un hombre sobre la faz de la tierra capaz de morder al destino de esta manera. El más grande hacedor de bellezas en la historia de la música. Sí, es él, Ludwig van Beethoven, el hombre que luchó contra sí mismo para definir el concepto más auténtico de la música. El niño que manaba sangre al piano. El emperador que desenmascaró los equilibrios del clasicismo e instauró las pasiones románticas del Sturm und Drang. Os dejo con este fragmento de su sexta sinfonía, "Pastoral", concretamente el pasaje donde describe la tormenta que se desata en el campo en un día que comienza bucólico. ¡Cuánto hubiera dado yo por conocer al héroe de mi vida artística...! Beethoven ha influido tanto en todas las disciplinas artísticas que, para regocijo estético de nosotros los mortales, uno no puede por menos que sentirse orgulloso de pertenecer a la especie humana.

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