domingo, 2 de abril de 2017

ESCUELA DE VIDA

- ¿Me permites ocupar tu asiento?
- Por supuesto, todo suyo, mademoiselle. 
- ¡Merci beaucoup...! ¡Atiende...! Debes tocar aquí una y otra vez con ternura, interrogando al futuro. Ya sabes lo que te digo siempre del acorde de séptima de dominante. ¡Enfatiza el suspense!
- ¿Quiere usted decir que no sólo toque las notas, sino que extraiga de ellas algo más?
- Siempre está ese algo más, mi querido alumno. Lo has entendido perfectamente. En este pasaje hay una propuesta muy poética, una ensoñación. Deja que desaparezcan las sonoridades en el final de la frase y recréate en la ilusión del sueño. Fíjate cómo acaba la frase, dónde se hace eterna esta nota.
   Miss Florence Kent insistía en que la música debía ser transmitida como un discurso entendible. "Da igual qué género musical estés tocando -decía-, tiene que haber una conexión sincera entre el oyente y tú."     
   ¡Cómo me martillea el recuerdo de estas palabras! Las lecciones de piano con miss Florence Kent no las olvidaré jamás. Más allá del piano, mis años de aprendizaje con ella fueron una verdadera escuela de vida.

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