miércoles, 20 de septiembre de 2017

LA DESEADA SAL DE LA VIDA

El mar está en calma. Un sol animoso adorna la escena. A la playa se acerca una embarcación destartalada y un puñado de hombres y mujeres hacinados están a punto de zozobrar en las costas gaditanas. Alcanzan la deseada sal de la vida, la sal que moja la caliente arena y una mujer exhausta se rinde al sacrificio de sus anhelos. No puede más y su bebé de meses cae en manos de Isabel Maria Caro Parejo, a la sazón, salvadora en potencia y amamantadora en ciernes. Coge a la recién nacida y arrima su quebrada boquita sedienta a su pezón palpitante y vívido como la aurora. La niña recobra la sonrisa y nuestra heroína, que por un momento ha dejado a su Blanca sin bocado, hincha su pecho para inundar de plena vida la pequeña porción de nervios que llegó llorando. Isabel, esa mujer que sonríe a la vida con la naturalidad de los que sólo la entienden (la vida), ha sido hoy homenajeada en Barbate por este acto que encumbró el humanismo a cotas altísimos. Tomémosla de ejemplo y ojalá nacieran muchas Isabel Caro para prosperidad y perpetuidad de nuestra especie. Un abrazo fuerte, querida amiga.

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